En la última entrada presenté el antijudaismo como primera forma deantisemitismo todavía en uso. Frente a esta forma de antisemitismo
tradicional, todas las demás formas suelen considerarse antisemitismo moderno.
El propio término “antisemitismo” fue una creación del siglo XIX con la que se
pretendió distinguirse del odio a los judíos, considerado retrógrado y
emocional. Frente al viejo antijudaísmo surgió, con pretensiones científicas,
el antisemitismo al que se referían con orgullo gran parte de los nacionalistas
europeos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En la literatura se
conoce este tipo de antisemitismo como antisemitismo
racista, racial o nacionalista. Presenta el intento de
utilizar las nuevas teorías sobre razas y caracteres nacionales, consideradas
como científicas para justificar la discriminación a los judíos. A estos, a partir
de la acuñación del término, ya no se les consideraba un grupo religioso, sino
una raza. La noción de raza se mezcló con el nacionalismo y la creación de los
Estados naciones en el siglo XIX. En esta idea, según la cual los pueblos se
organizan en Estados nacionales, los judíos no sólo aparecían como otro pueblo
u otra raza, sino como la anti-raza por antonomasia. Su mera existencia ponía
en duda el principio organizador que tenían en mente los nacionalistas
europeos. Los judíos se convertían así en lo contrario de la nación. Como
pueblo sin Estado representaron la no-identidad frente a las identidades
nacionales europeas. Frente a la cálida comunidad
de la patria ellos presentaron la organización abstracta, la fría sociedad y la falta de cultura propia.
Gran parte de lo que se temía y que no se entendía en el proceso de la
modernización se achacaba a los judíos. Se identificó a los judíos con el
dinero y los intereses, con el poder organizado globalmente y en secreto, y
tanto con el capitalismo como con el bolchevismo, ambos entendidos como
conspiraciones.
Aquí ya se puede apreciar que el antisemitismo moderno es más que un
prejuicio parcial y ocasional. El antisemitismo es un modo de explicación, una
semántica o una cosmovisión. Ayuda a entender el mundo, su organización
política, económica y social. Como muestra el ejemplo de la responsabilización
de los judíos, tanto por el capitalismo como por el bolchevismo: afirmaciones
opuestas parecen encontrar fácilmente su lugar en una misma semántica. El
antisemitismo se convierte en ideología, en estructura psicológica o en
resentimiento y escapa de esta forma a la argumentación racional.
Otro problema es que el imaginario de los judíos como raza incluye la incapacidad lógica de cambiar la
clasificación designada. Ni el renunciar a su religión, ni el declararse
patriota ferviente, podrían despojar de su estatus a los que una vez hayan sido
identificados como judíos. Lo que es más, en la lógica del antisemitismo
racista/nacional, todos los intentos de asimilación tenían que ser considerados
actos sospechosos de infiltración. Si los judíos representaban la anti-raza y,
con ello, lo contrario a la nación, entonces también la idea de judío alemán o
judío francés se tenía que convertir en contradicción. La existencia de la
diversidad chocaba con la pretensión homogeneizadora del nacionalismo de los
Estados europeos.
Aunque este tipo de antisemitismo es rechazado por el centro democrático de
todos los países de Europa, se encuentra todavía en algunos grupos de extrema
derecha. No obstante, como provocación no-oficial, como “chiste”, encontramos
este antisemitismo en amplias capas de la sociedad.
También de este tipo de antisemitismo podemos encontrar un ejemplo en
Observatorio de Antisemitismo en España:
Durante la noche
del 18 de mayo, tras la victoria del Maccabi Tel Aviv en la Copa de Europa de
Baloncesto, se produjeron más de 300 tuits con insultos e insinuaciones
antisemitas a judíos e israelíes.
La comunidad judía considera que unos 18.000 usuarios se
hicieron eco de los mensajes contra los judíos. El hashtag ‘putosjudíos’, recuerdan, fue trending topic en España aquella noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario