Uno de los adjetivos
más usados al describir la política de Israel por parte de la izquierda es la
de “genocida”. La acusación de genocidio ya se ha hecho tan común en la crítica
a Israel que pocos se parecen cuestionar esta descripción. Lo que es más: si
uno se socializa hoy en día en la izquierda, corre el peligro de “aprender” que
Israel comete genocidio, al igual que nuestros abuelos “aprendieron” que los
chinos son amarillos. En lo sucesivo no quiero defender cada uno de los actos
de la política de Israel, sino simplemente defender a Israel frente a las
acusaciones exageradas y totalmente infundadas.
Una buena definición de
genocidio es la ofrecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Según
ella, el genocidio comprende "una negación del derecho de existencia a
grupos humanos enteros". Esto significa también que actos bélicos u
ocupaciones en sí mismas no son genocidios. El objetivo de guerras u
ocupaciones suele ser desarmar al enemigo, explotarle o apropiarse de sus
recursos y no la negación del derecho de existencia de grupos enteros. Sin que
con ello se quiera defender las guerras u ocupaciones, se puede decir que los genocidios
son moralmente aún más condenables que estas primeras. Esto es justamente la
razón por la que se utiliza el término al describir a la política de Israel. Se
quiere conseguir una condena moral más severa, aunque para ello se tenga que faltar a la verdad.
La verdad es que no
encontramos ni actos ni ideologías oficiales de Israel que justifiquen una calificación de genocida. La cifra más
alta de muertos palestinos para la primera década del nuevo milenio y que
incluye la guerra de la segunda intifada, de casi cinco años de duración, es la
que publicó el propio gobierno de palestina. Según estas fuentes, hubo en esta
década exactamente 7.515 muertos palestinos (otros datos de diversas ONG
apuntan la mitad de muertos y avisan de que más de 500 palestinos fueron
matados por palestinos, p.ej. porque habían sido acusados de colaborar con
Israel). Si lo comparamos con verdaderos genocidios, como el asesinato de casi
un millón de hutus, un 75% de su población (!), durante el genocidio de Ruanda,
debería caer la cara de vergüenza a los que todavía sostienen que en Palestina
se comete genocidio. No sólo es una exageración inmensa hablar del genocidio
palestino, sino que también es una trivialización de las víctimas de los
verdaderos genocidios.
Pero no es sólo una
cuestión de cantidad, sino también de estrategia e ideología. Mientras que
entre algunos actores importantes de Palestina sí se encuentra abiertamente una negación del derecho de existencia de
los judíos, no se puede encontrar tal deseo en ningún documento, en ningún
discurso de ninguna institución importante en Israel. No hay plan, ni deseo, ni
política de exterminar al pueblo palestino. Siempre se ha subrayado desde
Israel que el objetivo de sus acciones militares son el desarme y la
posibilidad de garantizar una convivencia pacífica en el futuro. En incontables
ocasiones se ha dejado constancia de que se cree que la única solución viable
para el futuro es una solución de dos Estados. Esto no es una ideología
genocida.
Decir que la política
de Israel no es genocida no significa decir que estamos de acuerdo con ella.
Muchas palabras pueden ser utilizadas para criticar diversos actos cometidos
por israelís en las últimas décadas: violencia, guerra, vulneración de derechos
humanos. Pero la palabra genocida la deberíamos utilizar donde toca. Esto nos
manda la honestidad intelectual.
Podemos estar de acuerdo en que Israel no ha cometido un genocidio. Pero ha creado condiciones en las que se ha producido, al menos, una inmensa matanza: http://en.wikipedia.org/wiki/Sabra_and_Shatila_massacre .
ResponderEliminarTengo la impresión que algunos genocidios (como los citados en la entrada) no respondieron a un plan, sino que se realizaron cuando se alentaron o se permitieron matanzas, muchas veces realizadas por otros actores sociales. Por tanto, la cuestión es si la intervención de Israel en Gaza, Cisjordania u otros lugares, puede auspiciar matanzas (por acción u omisión). La entrada de carros de combate en poblaciones palestinas o el bombardeo de escuelas o centros de la ONU, son situaciones que incrementan el riesgo de nuevas matanzas